domingo, 9 de agosto de 2009

Mitos



Dice el mito Mongol de la creación del mundo:




Apareció un perro salvaje que era azul y gris,


cuyo destino era impuesto por el cielo.


Su mujer era una corza.




Así empieza otra historia de amor.


El perro salvaje con su valor, su fuerza, la corza con su dulzura, su intuición y su elegancia.


El cazador y la presa se encuentran, y se aman.


Conforme a las leyes de la naturaleza, uno debería destruír al otro, pero en el amor no hay bien ni mal, no hay construcción ni destrucción, hay movimientos.


Y el amor cambia las leyes de la naturaleza.




En la contradicción, el amor gana fuerza. En la confrontación y en la transformación, el amor se preserva.




Cuando el poeta italiano Dante escribió La Divina Comedia, dijo: "El día en que el hombre permita que el verdadero amor surja, las cosas que están bien estructuradas se transformarán en confusión y harán que se tambalee todo aquello que creemos que es cierto, que es verdad."




El amor es una fuerza salvaje. Cuando intentamos controlarlo, nos destruye. Cuando intentamos aprisionarlo, nos esclaviza. Cuando intentamos entenderlo, nos deja perdidos y confusos.




Esta fuerza está en la Tierra para darnos alegría, para acercarnos a Dios y a nuestro prójimo: y aún así, de la manera que amamos hoy, tenemos una hora de angustia por cada hora de paz.




Extraido de "El Zahir" (Paulo Coelho)

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